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Parque de la Memoria - CABA

Parque de la Memoria

El inicio del viaje


Aquella mañana soleada del domingo 29 de agosto salí rumbo al Parque de la Memoria, a conocer un lugar que en su nombre nos cuenta que de tener memoria se trata. Era una salida programada del Instituto Superior de Formación Docente y Técnica Nº 77, la primera desde que nos sorprendió esta pandemia que tanto nos ha quitado en cuanto al placer de socializar. Realmente quería ir el sábado, luego de más de un año y medio sin cursar de manera presencial, quería estar con mis compañeros y profesores.


Lamentablemente tenía la tercera clase de carpintería, no era una opción faltar, clase que no se asistía, clase que no se recupera, y debía continuar con la producción de mi trabajo final. La madera y su olor me atrapan, el conocimiento me intriga, quería terminar con esos ensambles, increíble que no sean necesario clavos para construir un banco.


Por lo cual, con mi compañera y amiga Leila decidimos ir el domingo, ya que ella trabajó el sábado y no podía asistir. Nos tocó un día digno a la previa de la primavera, el sol estaba en su punto justo. Me dirigí hacia la estación del Belgrano Norte en Munro, - que bella que quedó la nueva estación, llena de murales, colores, árboles - ahí esperé para tomarme el mismo tren donde venía Leila. Era la segunda vez que tomaba al tren luego del comienzo de la pandemia hace más de un año y medio. Últimamente pienso “¿cuantas cosas que ya conozco estoy haciendo por primera vez?” No podemos negar que nos encontramos ante un nuevo mundo, una nueva realidad, y en mi caso, mucho de lo cotidiano que solía hacer, hoy me resulta extraño y nuevo cuando lo hago “por primera vez”.


Nuestro destino: El Parque de la Memoria


Luego de media hora de viaje, el tren nos dejó en nuestra estación de destino, Ciudad Universitaria. Era la primera vez que caminaba por ahí, que veía aquellos edificios, admito que me dieron muchas ganas de entrar y conocer ese lugar, esa ciudad, de seguro en algún momento lo haré. Llegar hasta el parque podemos decir que fue una osadía, ya que el camino más directo se encontraba cerrado con un alambrado que no nos permitía el paso, algo realmente muy raro. Logramos llegar cerca del mediodía. El parque se encuentra ubicado en Av. Costanera Rafael Obligado 6745 – Ciudad de Buenos Aires.



Al ingresar pensé que había poca concurrencia, y luego al adentrarme, y sobre todo en la parte donde está el río, me di cuenta que no era así. Quizás la cantidad de personas que lo estaban visitando en ese mismo momento causó que no logré apreciar la quietud y silencio del lugar. Me enfoque en el paisaje, en el pasto, en el río. Al apreciar las esculturas que estaban sin gente alrededor - eran las menos - logré tomar muy pocas fotos. Admito que me incomodo ver en diferentes ocasiones el poco cuidado de los presentes hacia el lugar, permitían a los niños jugar sobre las esculturas, como si se tratara de juegos en una plaza. Sentí que varios no tenían el cuidado necesario, y respecto que se merece el lugar. No fue así en todo el parque, pero no lograba sacar mi enfoque de esas personas que no se si sabían realmente dónde estaban. A veces puede pasar.



Camine, observe, mi cabeza se llenó de pensamientos y sentimientos, de no olvidar, porque la historia y la memoria de un pueblo es lo más preciado que tenemos, si nos olvidamos de dónde venimos, no podemos mantener un futuro. Siempre que recuerdo lo que ha pasado nuestro país antes las diferentes dictaduras que hemos vivido a lo largo de los años. Agradezco tener el privilegio de nacer en democracia, y que en mis treinta y siete años esto no ha cambiado. Muchos de mis compatriotas perecieron antes los abusos de esas “personas” que tomaron el poder por asalto, y se mofaron de los derechos de un pueblo haciendo a su gusto lo que quisieran con ellos.





En mi hogar se respira memoria


Fue imposible no pensar que hoy en día vivo en una casa ubicada en el centro de Munro, donde ambos antiguos dueños fueron detenidos durante la última dictadura cívico militar llevada a cabo entre los años 1976-1983, ella estuvo un mes detenida, él tres años. Cuando me mude visualice que en la casa no había puertas internas - solo una que separa el baño del resto - no hay rejas en ninguna de las aberturas. En casa hay muchas ventanas y ventanales, permiten que ingrese la luz y el aire en todo momento. Supe que él, al recuperar su libertad, no toleraba las puertas, ni las rejas, es entendible. Él pudo volver a comparación de muchos que no, pero de seguro nunca pudo olvidar todo lo vivido, y se pasó el resto de vida buscando la manera de vivir en libertad.



Estelas: todos y todas presentes hoy y siempre


Sin duda lo que más atrajo mi atención fueron las cuatro estelas grises, sentí demasiado frío cuando caminé por ahí - aunque como mencione era un domingo de sol - el frío de dolor, del pasado, de la muerte, pero algo se mantenía el calor de la memoria. Esos nombres seguirán vivos mientras los recordemos, y contemos lo que ha pasado a las generaciones futuras. Toque el relieve del grabado, note que se mezclaban con el gris del hormigón. No soy conocedora de cómo se realizan este tipo de trabajos, pero sentí que el paso de los años hace que los nombres se vuelven uno con ese gris. Solo es el paso del tiempo en un material, ya que para nosotros no existe el olvido.



Tenemos como pueblo la gran virtud de no olvidar, y defender hoy y siempre que en nuestro país NUNCA MÁS vamos a permitir que suceda algo así. Argentina recuerda a sus víctimas en todo momento. El parque es el claro ejemplo, un lugar donde poder meditar sobre lo sucedido, conectarse con nuestro pasado e informarse. La lucha por quienes hoy no están aquí será eterna. Somos un pueblo de memoria, una gran herencia dentro do todo el dolor vivido.


Este recorrido me llevó a recordar cuando visite la Ex-Esma por primera vez en marzo del 2016, fuimos a un evento cultural organizado por el Espacio Cultural Nuestros Hijos – EcuNHi. Se trataba de una muestra fotográfica, literaria, y tocaba Arbolito, una banda de rock nacional sumamente comprometida con la verdad y justicia. El evento era de noche, por lo cual hasta llegar al sitio donde se desarrollaba tuvimos que atravesar diferentes calles internas de aquel inmenso lugar. Hasta ese momento nunca había estado en un lugar donde funcionó un centro clandestino de detención - siento que es un lugar que todos debemos visitar en alguna oportunidad – fue impactante. Diferentes sensaciones recorriendo mi cuerpo, sentí dolor, miedo, terror, sentí muchas cosas, algunas que no puedo explicar hasta el día de hoy. Tenemos a nuestro alcance la historia, y lugares donde ha pasado, como dije anteriormente tenemos todo para NO OLVIDAR.


Deseo que mis palabras puedan despertar el interés por visitar estos sitios mencionados y otros lugares. Al saber lo que ha pasado, es un anhelo poner un pequeño grano de arena para mantener viva nuestra historia. Dejó como material adicional páginas de internet donde pueden saber más sobre el Parque de la Memoria, la Ex-ESMA, y EcuNHi.


María Victoria Pryjmak


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